Pedro Martín Escribano, la ilusión de los héroes

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ENTREVISTA AL DR. PEDRO MARTÍN ESCRIBANO

Perfil

SEPAR no existía cuando se hizo médico en 1960; existía la  la sección española de la AIEB (SE-AIEB), creada en 1954 y cuyo primer presidente fue el Dr. Manuel Tapia. En 1966 empezó a trabajar en fisiopatología respiratoria en una plaza del Departamento Central de Exploración Cardiopulmonar del Hospital Clínico de Madrid. SEPAR seguía sin existir y la neumología tampoco. Quiso profundizar sus conocimientos sobre el aparato respiratorio y contactó con la Clínica Victoria Eugenia, del Patronato Nacional Antituberculoso, edificio que ahora alberga el CNIO (Centro de Investigaciones Oncológicas) que, por supuesto, no existía entonces. Allí encontró tuberculosis y un interés incipiente entonces por la bronquitis crónica. Del Dr. Guerra aprendió tisiología y admiró su bricolaje innovador para insuflar los pulmones para diagnosticar el enfisema. Eran tiempos heróicos. Para adentrarse en la fisiopatología respiratoria y la incipiente neumología viajó a Francia. Al recordar al  Profesor Sadoul se le abre una amplia sonrisa y exclama ¡qué ilusión! y añade con franco entusiasmo que había allí una Asociación Internacional para el Estudio de los Bronquios. También viajó a Alemania y a Inglaterra. En 1967 fue socio fundador de la Sociedad Española de Patología Respiratoria (SEPAR). Desde entonces solo ha faltado a uno de sus Congresos anuales, el primero celebrado en Canarias, y fue su presidente del 84 al 86. Más ilusión todavía.

PEDRO MARTÍN ESCRIBANO, LA ILUSIÓN DE LOS HÉROES

¿Cómo ve a la SEPAR de 2016?

Espléndida. Fuerte. Con estilo. Elegante.

Un padre de SEPAR ¿en qué dirección desea que crezca?

Como hasta ahora: bien dirigida.

¿Cómo ve a los jóvenes de hoy en SEPAR?

También con mucha ilusión. Nosotros, los de mi generación, trajimos la neumología a España, ahora nuestros jóvenes deben exportar la neumología española a Europa y América, a través de la ERS y la ALAT. Sucederá. Soy muy optimista.

¿Por qué momentos críticos ha pasado SEPAR?

Nos preocupó mucho en su momento la creación de las sociedades autonómicas, por ejemplo. Pensar como engranarlas con la Sociedad nacional nos dio grandes dolores de cabeza. Ahora, en cambio, juegan un papel fundamental y enriquecen a SEPAR. A quien le cuentes “la crisis” que aquello originó… es casi imposible de creer: se temió que perdiéramos la unidad, el sentimiento de colectivo, que tanto nos caracteriza y con ello nuestra fuerza. Se superó. Ese vaticinio pesimista jamás se hizo realidad.

Un momento especialmente brillante de SEPAR…

Dos: el reconocimiento del impact factor de Archivos de Bronconeumología y la incorporación del sueño y la ventilación mecánica. Estos hechos han sido verdaderos triunfos.

¿Cómo ve el futuro?

En su historia, SEPAR ha asumido dos momentos singulares: la epidemia de la colza en el 81 y el vertido del Prestige en Galicia. De ambos salimos airosos y particularmente del segundo líderes a nivel mundial tras las investigaciones que desarrollamos. Aparte de la colza, yo he vivido otra enfermedad de nueva caracterización: la apnea del sueño, que diagnosticábamos con sistemas rudimentarios y lo que era más dramático, sin tratamiento posible: A un paciente que jugando a las cartas se quedaba dormido le hicimos una traqueotomía permanente; era un caso desesperado. El futuro traerá lo mismo: enfermedades nuevas que, al principio no sabremos ni diagnosticar ni curar… hasta que nuestro conocimiento avance y las dominemos.

¿Alguna sorpresa?

Las mujeres nos han ganado. No esperábamos mujeres en el 65 y ahora nos superan.

¿Qué echa de menos en SEPAR?

Naturalmente echo mucho de menos a los que no están, Me gustaría conocer personalmente a todos los socios. Con paciencia he visto crecer la especialidad, desde que éramos 100 a los 2.500 y ahora casi a los 4.000. En el primer Congreso de SEPAR en El Escorial éramos un pequeño grupo de colegas. En la cena era de rigor el smoking blanco o negro para los caballeros y traje largo para las damas. Tuvimos que imprimir unas normas en forma de viñeta para que las sesiones no se convirtieran en un guirigay. No estábamos acostumbrados todavía a los moderadores ni a los turnos de palabra y cualquiera asaltaba al ponente con una aportación extra o una opinión contraria. Paulatinamente todo ha mejorado hasta la espléndida situación actual.

¿Le veremos en el Congreso de Madrid de 2017?

¡Por supuesto! La ilusión aún me dura y, además, seré el socio más antiguo de todos ¿o no?